Hoy te voy a contar lo que hago nada más despertarme, mis hábitos mañaneros. ¿Interesad@? Es mi rutina personal y realmente creo que merece la pena compartirla contigo. No importa si duermo en casa, en un hotel o estoy de camping. Soy muy fiel a estos 4 hábitos mañaneros. ¡Es rarísimo que me los salte! Así que ya sabes porque me siento tan bien al empezar cualquier jornada.
Lo que haces en los momentos posteriores a abrir tus ojos tiene mucha importancia en cómo se va a desarrollar tu día. ¿Lo sabías? Estoy segura que si sigues leyendo vas a empezar de la mejor manera posible. Como yo lo hago. ¿Quieres empezar a ser un superhéroe hoy mismo? Atento:
Primer hábito mañanero: Estiro mi cuerpo
Pero no de cualquier forma. Al igual que hay días que tengo más energía que otros, mi cuerpo no necesita lo mismo cada día. Así que me fijo en que zona está más «acartonada» para centrarme en ella. No sigo un tipo fijo de ejercicios de estiramientos sino que hago lo que me sienta bien en ese momento. Me dejo guiar por mis sensaciones. Eso es lo importante. Tan simple como eso. Y eso hace que me encante especialmente este hábito mañanero.
Como puedes suponer, las combinaciones son infinitas. Solo dependen de mi intuición. No me gusta simplemente hacer las típicas posturas de yoga, sino que las adapto para mi disfrutar mi momentum. Mi mente me marca el camino y mi cuerpo lo sigue. Así es como pongo a ambos en sintonía. Muchas veces simplemente salto para mejorar la circulación. ¿Sabías que a primera hora de la mañana es cuando hay mayores accidentes cardiovasculares? (R)
Segundo hábito mañanero: Bebo y como
¿Cómo lo hago? Te cuento este hábito mañanero. Después de hacer los estiramientos, bebo agua mineral. ¿Cuánta? Depende de la que me apetezca ya que no todos los días tengo la misma sed (sigo el principio de escuchar lo que me dice mi cuerpo). Sin duda, es el mejor momento para limpiarme ya que estoy «vacía».
Después, espero al menos 15 minutos para empezar mi desayuno (no hay prisa) mientras lo preparo de manera relajada, me visto y me aseo. ¿Qué desayuno? También depende de lo que me apetece cada día (miel, plátano, gelatina, leche de arroz, algún batido de frutas, un poco de jamón o lomo ibérico, algo de chocolate negro…). Como ves, mi comienzo de día es muy «libre». No tengo nada demasiado pautado en cuanto a dieta y estiramientos. Creo que cada día es distinto y nos apetecen cosas distintas dentro de un orden.
Después de desayunar me doy un mini paseo de 5 minutos por mi casa y me entran ganas de ir al baño. Es una manera de educar al cuerpo muy útil. El cuerpo aprende que después de desayunar es bueno ir al baño. No tiene porque ser siempre a esa hora (es mi caso particular y me funciona) pero es útil que establezcas rutinas que le encantan a tu sistema digestivo y lo hacen más regular.
Tercer hábito mañanero: Medito
Me siento al borde de mi cama y simplemente observo las reacciones de mi cuerpo y de mi mente durante 10 minutos. No las juzgo, tan solo las observo. Sino noto nada «para prestarle atención» y observarlo, me centro en como el aire entra y sale por mi nariz. Solo lo noto, no lo juzgo.
En lugar del aire que respiro, en ocasiones elijo observar elementos externos, como una planta. La observo pero no emito juicios sobre ella. Tan solo «la dejo ser». Si me viene algún pensamiento mientras miro a la planta, lo observo; el pensamiento va perdiendo fuerza según lo voy observando y, luego, simplemente se va. Para controlar el tiempo suelo usar un pequeño reloj temporizador con alarma. Cuando termino, doy gracias por disfrutar de otro día más.
A veces en lugar de meditar, sustituyo este hábito mañanero por una sesión de ejercicios EMDR para asegurarme que mi subconsciente está procesando todos los sentimientos correctamente.
Cuarto hábito mañanero: Planifico mis tareas
Me gusta escribir un pequeño planning de lo que tengo que hacer en el día. De esta manera me centro en lo verdaderamente importante (cada tarea en sí) sin preocuparme de lo que viene detrás. Me sirve para disfrutar cada una viviéndola intensamente. Es mi manera de no atender «a lo que viene después» y no distraerme con cosas innecesarias. Este planning a veces también lo hago la noche de antes (dependiendo de cómo me haya ido el día).
Y eso es to… y eso es to… ¡y eso es todo amigos! Nada demasiado rebuscado como puedes ver. Simple pero tremendamente efectivo. Te aseguro que para mí no hay mejor forma de cuidar la mente y el cuerpo desde primera hora de la mañana.
¿Qué te han parecido mis hábitos mañaneros? ¿Cuáles son los tuyos?
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