¿Has visto a mi abuela? Vaya marcha tiene a los 92 años, ¿verdad? Ha sido muy feliz y eso se nota, incluso a su edad. El otro día iba paseando con ella y me fue contando los secretos de la longevidad. Sus secretos de longevidad más íntimos. Me dijo que era la mejor y casi única herencia que me podía dejar. Creo que lleva razón. Por eso hoy la quería compartir contigo
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Primer secreto de la longevidad: Manténte activ@ cada día
Mi abuela se mueve mucho más que gente que tiene casi la mitad de su edad. ¡Va andando a todos sitios! Pero no solo eso. No para quieta casi nunca. Si no está haciendo la cena, está planchando, y si no, tendiendo la ropa. Es su gimnasio particular.
Simplemente hace sus labores de una manera activa. No se preocupa de complicadas rutinas de gimnasio ya que, simplemente, no le hacen falta. Sus tareas cotidianas incorporan el ejercicio de manera natural y sana.
Consejo para el primer secreto de longevidad
Incorpora el ejercicio a tu día a día. No hace falta que ni si quiera tengas una rutina u horario definido. Sube escaleras, haz la cama, baila, vete a comprar. El mundo es tu gimnasio. Esto es especialmente si tienes fibrinógeno alto, colesterol, problemas circulatorios o sobrepeso. ¿Has visto la poca cantidad de grasa que tiene mi abuela?
Segundo secreto de la longevidad: Mantén tu cabeza ocupada
A mi abuela le encanta el ganchillo. Nos viene genial ya que ha hecho a toda la familia un montón de prendas. Pero lo que es más importante: este hobbie mantiene su mente activa. Se centra tan solo en esa actividad olvidándose de todo lo demás.
Mi abuela no sabe acerca de meditación budista, EMDR ni nada parecido, pero, si te fijas, el ganchillo se ha convertido sin casi quererlo en una forma de meditación muy eficaz para ella.
Consejo para el segundo secreto de longevidad
Olvida la televisión, los aparatos electrónicos, las discusiones o los pensamientos repetitivos. Aprovecha ese tiempo para ejercitar tu mente con alguna actividad que te guste y centre tu atención en ella. Las opciones son infinitas. Leer, dibujar, escribir, cocinar… ¡Te aseguro que tu cerebro te lo agradecerá! Mens sana in corpore sano, ¿recuerdas?
Tercer secreto de la longevidad: Sé independiente
A sus 92 años mi abuela adora valerse por sí misma. No necesita a nadie para su día a día y eso la hace sentirse capaz de cualquier cosa. Tiene una autoconfianza ilimitada. Yo estoy para lo que necesite (como buena nieta) pero simplemente ella no siente la necesidad que otra persona administre su vida. Se fía de su criterio y confía en ella.
A pesar de eso, no significa que mi abuela no tenga contacto con amigas. Es más, pasa mucho tiempo con ellas. No son sus salvadoras, simplemente se han convertido en gente con la que le gusta pasar su tiempo libre.
Consejo para el tercer secreto de longevidad
Cree en ti. Tienes mucho poder. Más de lo que crees. La edad y otros condicionantes pueden ser superados con una voluntad de hierro
Cuarto secreto de la longevidad: Ayuda a los demás siempre que puedas
Mi abuela siempre ha intentado ayudar a su familia y amigos de manera casi innata. ¡Le sale solo! Ni tan si quiera se para a pensar sobre ello. Este es ha sido siempre su principal objetivo en la vida: hacer feliz a su entorno más cercano. Se siente necesaria y realmente lo es.
Consejo para el cuarto secreto de longevidad
Encuentra un sentido a tu vida. Necesitas algo en lo que volcar toda tu vida. Algo que realmente te llene y te haga sentir bien.
Los 92 años de mi abuela dan para mucho. Seguramente tiene más secretos de longevidad. Es una de las personas más sanas que conozco así que seguiré indagando.
Pero aquí te he dejado todo el «jugo» de sus experiencias para que le saques todo el partido que desees. Éstos que acabamos de ver son los principales secretos de longevidad que me ha chivado mi abuela. Por y para ti.
Por cierto, ¿qué opinas de mi abuela? ,¿tú conoces gente de este tipo? ¿Qué te han parecido los secretos de la longevidad de mi abuela? ¿Cuáles crees que son los mejores secretos de la longevidad?
Me encantaría que dejaras tus opiniones en los comentarios.
Un abrazo de mi abuela y mío
Verdisa
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